Reconectando con amigos

Publicado el: 25 de mayo de 2025

El negocio minorista de mi madre, que consistía en importar y exportar productos entre Guatemala y Chicago, requería servicios de envío frecuentes. Durante muchos años, ella utilizó una sola empresa: Lorenzana. No sabía mucho sobre la empresa, pero los productos de mi madre siempre eran recogidos y entregados por el mismo hombre. A lo largo del tiempo, ella forjó una amistad con él, ya que frecuentemente coincidían en los mismos vuelos viajando entre ambos países por motivos de trabajo.

Cuando comenzaron a manifestarse los síntomas del Alzheimer de aparición temprana de mi madre, una de las primeras capacidades que perdió fue la de manejar su negocio. Su último viaje fue en 2003, y lo hizo porque nosotros insistimos. Queríamos que viera a un neurólogo en Guatemala.

Hace unos meses, mi padre y yo buscamos a Lorenzana. Queríamos cotizar el envío de algunas cosas que planeábamos mandar a familiares que aún viven en Guatemala. Encontramos la empresa: seguía en funcionamiento y estaba cerca.

Fui un sábado. ¡Justo el mismo día que todos los demás decidieron pasar también! Luis, mi esposo, me dejó en la oficina para hablar con alguien sobre precios, mientras él y mi mamá iban a buscar estacionamiento.

De regreso al auto, de reojo vi al hombre con quien mi madre había hecho negocios tantos años atrás. Él había visto a mi madre en el asiento trasero y se acercaba al carro.

“¡Mi amiga!”, dijo. “¡Ella estaba en el carro contigo! ¿Cómo la conoces?”, preguntó. “¡Desapareció!”

No me reconoció, pero estaba ansioso por hablar con mi mamá.

Me preocupaba que mamá no lo reconociera y que él no lo comprendiera. Le dije que su “desaparición” se debía a una enfermedad, y su expresión cambió por completo. A través de la ventana del auto, saludó a mamá. Ella sonrió y le devolvió el saludo, pero sin reconocerlo. Él le dijo: “¡Vamos! ¡Somos amigos!” Pero ella solo asintió. Pude sentir su dolor y confusión. Me subí al carro y nos alejamos.

Me sorprendió que el hombre la hubiera reconocido desde tan lejos y a través de la ventana. Y que tuviera tantas ganas de hablar con ella otra vez. Fue doloroso para mí, porque sabía que él quería reconectar con mamá, pero el Alzheimer le había arrebatado esa posibilidad.

Me impactó cuánto le importaba, a pesar del tiempo que había pasado. Creo que eso no solo dice mucho sobre el tipo de persona que él es, sino también sobre la fuerza de los vínculos que mi madre supo formar a lo largo de su vida.

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